Imagine que tiene cuatro años de edad y que alguien le hace la siguiente propuesta: "ahora debo marcharme y regresaré en unos veinte minutos. Si lo deseas puedes tomar una golosina pero, si esperas a que vuelva, te daré dos". Para un niño de cuatro años de edad éste es un verdadero desafío, un microcosmos de la eterna lucha entre el impulso y su represióon, entre el id y el ego, entre el deseo y el autocontrol, entre la gratificación y su demora. Y sea cual fuere la decisión que tome el niño, constituye un test que no sólo refleja su carácter sino que también permite determinar la trayectoria probable que seguirá a lo largo de su vida.
Inteligencia Emocional. Daniel Goleman.
Ya no tengo cuatro años. Pero la plaza de maestra es mi golosina. Empleé mucho más de veinte minutos en decidirlo. Fueron años de no poder reprimir el vértigo que me producía tener que luchar contra la Mantis Religiosa. Pero finalmente el ego ha resuelto el desafío. Y aquí sigo, trazando mi trayectoria.
3 comentarios:
Yo, ante el problema de la golosina, me la comería y luego pondría caritas hasta conseguir la otra... quien le va a negar a un niño de cuatro años una golosina?
Mucho ánimo, conseguirás tu golosina!
Aunque tú no lo creas, hay gente que es capaz de resistirse a las "caritas" ;)
Dios mío!!!! Esa niña atiborrándose, saboreando la golosina sin poder reprimir sus pulsiones SOY YO!!! Por favor, explícame en qué determinará eso mi trayectoria vital?? (salvo en los kilos de más, claro)...
Interesante el test...
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