26 de febrero de 2009

¿De dónde vienen los niños?

De París ya no, ahora vienen de Alemania. Una de mis tablas salvadoras en el exilio, Noe, me envió hace unos días un correo que no me resisto a compartir con ustedes porque es BUENÍSIMO.

Este post, como no podía ser de otra manera, va para los que me leen desde allí, o tienen sangre germana.

Las imágenes son de un libro infantil. Saquen sus propias conclusiones. Yo creo que la psicología infantil alemana da para una tesis... por lo menos.




16 de febrero de 2009

Yo quiero ser princesa

En ocasiones me gustaría dejar de ser guerrera. La lucha contra la Mantis Religiosa está siendo muy dura. Sueño con abandonar las armas y entregarme al espíritu de la
princesa Blandina.



De la familia de los reyes holgazanes.
La inactividad es su norma,
y tiene la pereza como lema.
Su escudo indica, con un almohadón como fondo:
Dormire bonus est.
Esta familia luce, en lugar de corona, un gorro de dormir.
En vez de trajes de gala, camisones.
Su política, la inercia;
su filosofía, el aburrimiento.
La princesa Blandina tiene como norma absoluta no hacer
nada que pueda costarle el menor esfuerzo.
Se acuesta pronto, se levanta tarde y jamás perdona
una siesta. Entre estos momentos de reposo, y a fin de relajarse, descansa cómodamente
sobre inmensos almohadones de blandura legendaria.

Princesas olvidadas o desconocidas

12 de febrero de 2009

El poder del té

Hace unos años ya, mi madre y yo manteníamos una misma conversación con bastante frecuencia.

Madre: Vete a comprar.
Yo: Buf, ¿tiene que ser ahora? Estoy cansada.

Al rato.

Madre: Conchy, te llaman.

Al rato.

Yo: Voy a dar una vuelta, vengo en un rato.
Madre: ¿Ya no estás cansada?
Yo: No, ya no.
Madre: Hasta mañana, no te olvides la llave.

Y yo ya no me sentía cansada. Y realmente antes sí lo estaba. Y la explicación se llama MOTIVACIÓN.

Estudiar un temario tedioso por segunda vez no tiene nada de motivante en sí mismo, así que cuando la Mantis ataca con su Kriptonita yo tomo mi pócima mágica llamada té y ni Popeye y sus espinacas pueden con el poder de mi superconcentración.

El otro día encontré en una lectura para mis alumnos, una de las leyendas del origen del té. Gracias Shen Nung.


El emperador chino Shen Nung esperaba aquel día una importante visita, y todos los sirvientes de palacio se hallaban muy atareados, preparando las habitaciones de los huéspedes.
En un pequeño aposento que había en el jardín, el emperador parecía muy preocupado y daba órdenes y más órdenes. Quería que sus invitados recibiesen una buena impresión y se marcharan contentos.
Muy cerca de la puerta de entrada al pabellón, crecían flores de loto y un arbusto de “tsha” o “té”. Uno de los criados, por indicación del emperador, dejó junto a la puerta un recipiente con agua hirviendo. Un suave vientecillo comenzó a soplar y algunas hojas del arbusto de té fueron a caer dentro del agua, tomando ésta un color tostado.
Shen Mung sintió que el aroma refrescante que flotaba le aliviaba el cansancio que padecía. Se sentó en el suelo, y sacó con un cazo un poco para beber unos sorbos. ¡Sorpresa! La infusión tenía un sabor delicioso, y el emperador se encontraba restablecido. Cogió después más hojas y preparó unas tazas para obsequiar a sus visitantes.
La velada transcurrió entre risas y comentarios. La sabrosa bebida se extendió por todo el mundo, y hoy la preparan en todos los rincones de la Tierra.


Ilustración de Anne-Julie.

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